Agustín Iglesias Caunedo, alcalde de
Oviedo, se frota las manos recaudadoras gracias al cinemómetro prestado
permanentemente por la Dirección General de Tráfico, un radar móvil que
controlará la velocidad en las calles del casco urbano y en las
carreteras de las afueras de la ciudad. Oviedo puede ser pionera en el
«Gran hermano» conductor y su alcalde el Mercedes Milá de la ciudad, con
guardias que multan a los ciudadanos que se arriesguen a morir
atropellados para no morir de viejos esperando a que abra el semáforo.
Oviedo, que festeja a San Mateo, un evangelista que formó parte de la
Administración romana como publicano (recaudador de impuestos), se une
así a las investigaciones punteras españolas, un país que esta Semana
Santa estrenó a Pegasus, el radar indetectable, aéreo, único en el
mundo, que mide la velocidad desde una altura de 300 metros y a un
kilómetro de distancia. Se ve la intención de aquello en lo que somos
punteros ahora que somos culeros.Urge pedir que no cierre la Fábrica de Armas de Trubia y que empiece a fabricar drones multadores. Los drones son vehículos aéreos no tripulados armados que llevan 4.000 muertos ya y que se aceptan porque, en teoría, matan terroristas fanáticos en el desierto. Aquí la idea es que persigan al que no ceda el paso en la rotonda como implacables guardias de tráfico. Política de I+D+R (investigación más desarrollo más recaudación). A trabajar en el modelo K y a exportar el K-dron que multa.
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