Tras su amplio uso en actividades
militares, la irrupción de los aviones no tripulados o drones en la vida
civil ha creado ya la necesidad de una organización laboral que atienda
la problemática específica tanto de sus pilotos como de quienes se
emplean en el sector.
En Estados Unidos ha nacido la
Association of Unmanned Operation (AUO). Sin adoptar todas las
características de un sindicato, por considerarlo un modelo inapropiado,
se presenta como defensora de los intereses de los pilotos de drones en
sus puestos de trabajo, así como del resto de empleados en las
compañías que los operan.
Debido a que de momento en Estados Unidos la
gran parte de esta actividad se encuentra en el ámbito militar, bajo
mando del Pentágono y la CIA, son por ahora pocos los que pueden
asociarse en un organización como AUO, pero esta confía en ganar
miembros a medida que crezca la aviación civil tripulada a distancia.
El presidente de AUO, Sam Trevino,
destacó que una de las principales quejas de los pilotos de drones es la
gran cantidad de horas que tienen que sentarse ante los mandos.
Normalmente utilizados para labores de vigilancia, el vuelo de días
ininterrumpidos obliga a tener personal pilotándolos las 24 horas de los
siete días de la semana. Eso pone en aprietos a las plantillas, ya
cortas de por si al tratarse de una especialidad nueva.
Ese estrés ha sido precisamente señalado
en relación a los pilotos de drones usados en el campo militar y
antiterrorista, según informes del Pentágono. Un estudio de la Fuerza
Aérea puso de relieve hace dos años que, en el caso de drones Global
Hawk, utilizados en labores de supervisión aérea, un 35% de los pilotos
padecían de agotamiento y un 25% sufría de ansiedad.
Ante la expansión de aviación no
tripulada en el ámbito civil, el presidente Barack Obama solicitó a
comienzos de año a la Administración Federal de Aviación que
establezca reglas para la apertura del espacio aéreo estadounidense a
los drones. Se espera una completa regulación en 2015.
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