Mientras el gobierno de Estados Unidos debate su
presupuesto del próximo año en medio de los recortes automáticos que le
han causado más de un problema, una industria local no parece estar muy
preocupada: la de los drones, en especial para usos civiles.
Esa es por lo menos la impresión que deja una
visita a la Conferencia de Sistemas Vehiculares no Tripulados, que se
realiza en Washington esta semana y donde se presentan las últimas
tendencias en la industria.
Acá, en este centro de convenciones a
dos kilómetros de la Casa Blanca, el discurso de quienes promueven un
uso más masivo de los drones es distinto al que se escucha en los
corredores del poder. No se menciona la crisis, sino las oportunidades. Y
no se habla del llamado "secuestro de gastos", sino de la creación de
empleo.
Más de 550 expositores están mostrando sus
nuevos diseños, que van desde robots sumergibles para localizar objetos
en el agua hasta manos mecánicas o aviones equipados con cámaras y
radares ultransensibles.
Algunos de estos dispositivos se utilizarán en
la industria militar, donde los drones son comunes desde hace años, pero
los organizadores quieren hacer énfasis en que el uso puede ampliarse
-y con ingentes réditos económicos- a la vida común y corriente en áreas
como la agricultura, el transporte de carga o la atención de
emergencias.
Pero afuera, en la calle, el ambiente es
opuesto. Unas cuantas personas están reunidas, con pancartas en la mano,
para protestar por el evento. En un aviso se lee que con cada ataque,
los drones están arruinando a la nación. Otro dice que los drones matan a
control remoto.
Y no están solos en sus críticas: en cuanto al
uso comercial de estos artefactos, algunos grupos defensores de los
derechos civiles llevan tiempo advirtiendo de los riesgos eventuales a
nuestra privacidad, e incluso uno de los páneles del martes abordó esas
preocupaciones.
Esto último es una muestra de que, por más
predicciones multimillonarias que hagan sus promotores, en esta
conferencia están quedando evidenciadas las dos caras de la moneda.
Como un celular
Drones y universidades
Una de las áreas que está reaccionando al uso más generalizado de los drones son las instituciones educativas.
Varias universidades cuentan ya con licencias para operar vehículos no tripulados y algunas ofrecen seminarios especializados.
Los analistas predicen que el número de cursos aumentará a medida que crezca la demanda de profesionales en informática, ingeniería o incluso conducción de vehículos no tripulados.
También se espera una mayor oferta cuando se establezcan las reglas oficiales para el uso de estos drones en el espacio aéreo estadounidense.
Mientras, varias instituciones aprovechan para pulir sus programas. Algunas de ellas son universidades tradicionales, pero también hay otras especializadas.
En la conferencia, por ejemplo, se dio a conocer la Universidad para Vehículos no Tripulados, que asegura ser la única universidad del mundo que puede ofrecer cursos de maestría y doctorado en el tema.
Varias universidades cuentan ya con licencias para operar vehículos no tripulados y algunas ofrecen seminarios especializados.
Los analistas predicen que el número de cursos aumentará a medida que crezca la demanda de profesionales en informática, ingeniería o incluso conducción de vehículos no tripulados.
También se espera una mayor oferta cuando se establezcan las reglas oficiales para el uso de estos drones en el espacio aéreo estadounidense.
Mientras, varias instituciones aprovechan para pulir sus programas. Algunas de ellas son universidades tradicionales, pero también hay otras especializadas.
En la conferencia, por ejemplo, se dio a conocer la Universidad para Vehículos no Tripulados, que asegura ser la única universidad del mundo que puede ofrecer cursos de maestría y doctorado en el tema.
El general retirado James Poss, un veterano de
la Fuerza Aérea con cuatro guerras en su historial y ahora un experto en
drones, está sentado en un café subterráneo oloroso y sucio en las
afueras de la exposición.
Está concentrado con su portátil y una
presentación de Power Point, pero cuando BBC Mundo le pregunta si él
cree que hay una bonanza de drones para uso civil, deja esas dos
herramientas de lado y saca su iPhone del bolsillo.
"Cuando primero salieron los celulares, los
veíamos como teléfonos portátiles", dice. "Ahora yo tengo un iPhone con
unas cien aplicaciones. Vamos a ver lo mismo con los sistemas aéreos no
tripulados".
Poss asegura que ha habido drones por mucho
tiempo, en especial en el ejército, pero éstos han empezado a
popularizarse gracias a las tecnologías que permiten controlar los
equipos a una distancia cada vez mayor y además ubicarlas con precisión
en sistemas de posicionamiento global (GPS).
Y enfatiza las posibilidades que pueden tener
estos vehículos para monitorear cultivos con precisión, mejorar el
transporte de carga, alcanzar lugares remotos como el cráter de un
volcán o el fondo del océano o incluso modificar actividades mucho más
cotidianas, como el envío de domicilios por restaurantes.
Esa popularidad, por supuesto, presenta posibles beneficios para la industria.
"Cuando se mira el lado comercial, es todo un
tema de los dólares, se trata del dinero", le dice a BBC Mundo Michael
Toscano, el presidente de la Asociación Internacional para los Sistemas
Vehiculares no Tripulados (AUVSI), que organiza la conferencia y
representa a los productores.
AUVSI publicó este año un informe sobre el
impacto económico de que estos vehículos no tripulados se integren al
espacio aéreo estadounidense, un tema que debe regularse hasta 2015.
Estas mujeres participaron en la protesta en las afueras de la conferencia.
El reporte dice que el impacto económico en los
primeros tres años de esa integración será de US$13.600 millones y se
generarán unos 70.000 nuevos empleos. Y va más allá: entre 2015 y 2025
el impacto llegará a US$82.100 millones y se crearán más de 100.000
empleos.
El principal problema para desarrollar esta
industria, según el informe, es la falta de una estructura regulatoria.
Pero según otras fuentes, los problemas son de otra índole.
Privacidad e imagen
No es baladí que en la entrada de la conferencia
se haya reunido un grupo de manifestantes. Tampoco es extraño que sus
carteles hablen del impacto militar de los drones. Y mucho menos
sorprende que, el mismo día, la misma conferencia esté debatiendo los
problemas de la privacidad.
No sorprende porque estos temas se han
convertido quizás en las principales batallas que están librando quienes
se oponen a la masificación de los drones.
Organizaciones civiles como la Unión de
Libertades Civiles Estadounidenses (ACLU) han dicho que la vigilancia
aérea rutinaria cambiaría profundamente el carácter de la vida pública
en el país y han pedido reglas para evitar que se cree una "sociedad de
la vigilancia".
¿Se les dice drones?
Ni siquiera había comenzado en forma
la entrevista con BBC Mundo y ya Michael Toscano, presidente de AUVSI,
estaba haciendo una aclaración: en su industria no se les dice drones
-la palabra de uso mayoritario en el lenguaje común- sino sistemas
aéreos no tripulados (UAS, por sus siglas en inglés). Otra variante es
sistemas aéreos conducidos remotamente.
Toscano quiere distanciarse del uso de drones porque dice que mucha gente los vincula con palabras como militares, hostil, armado y grande. "Y de eso no estamos hablando".
Ese énfasis en lo no militar, en lo civil, tiene además otra razón. Toscano explica que, en su opinión, los problemas presupuestales del gobierno quizás afectarán a los vehículos militares no tripulados, pero no a los comerciales.
Toscano quiere distanciarse del uso de drones porque dice que mucha gente los vincula con palabras como militares, hostil, armado y grande. "Y de eso no estamos hablando".
Ese énfasis en lo no militar, en lo civil, tiene además otra razón. Toscano explica que, en su opinión, los problemas presupuestales del gobierno quizás afectarán a los vehículos militares no tripulados, pero no a los comerciales.
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Y algunas personas han intentado ir más allá. El
conocido columnista Charles Krauthammer dijo en la cadena Fox que el
primer hombre en usar un arma para derribar uno de estos vehículos se
convertirá en un héroe popular y hace poco, un hombre en Colorado
presentó un documento a las autoridades para poder derribarlos y ofrecer
una recompensa.
Estas dos últimas acciones fueron consideradas
algo exageradas, pero sí evidencian un problema: si la industria de los
vehículos no tripulados quiere lograr sus cometidos económicos, muy
probablemente tendrá que lidiar primero con esas dudas a nivel local y
regional.
De vuelta en la conferencia, Michael Toscano se
defiende: dice que hay una resistencia natural cuando se hace algo
diferente, agrega que hay mucha información errónea y recuerda que la
gran mayoría de los vehículos no tripulados para uso civil serán usados
en la agricultura, donde no hay muchas personas.
"Al maíz y a la lechuga no les importará que los estén observando".
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