Estados Unidos se prepara para la explosión del uso de sistemas aéreos no tripulados (UAS) en sus cielos. Acualmente ya se venden en el país cada trimestre el mismo número de estas aeronaves que las que tienen sus Fuerzas Armadas:
cerca de 7.500. El abaratamiento de la electrónica y de los equipos de
comunicaciones está permitiendo la conversión de aficionados a los
aviones guiados por radiocontrol en operadores de sofisticadas
plataformas de vigilancia. La Administración Federal de Aviación (FAA), que es el organismo encargado de ordenar el tráfico aéreo estadounidense, ya ha recibido el encargo del Congreso de encontrar el modo de integrar estos sistemas en el espacio aéreo comercial en el año 2015.
The New York Times ha publicado un reportaje sobre este asunto en el que revela que en la Universidad de Dakota del Norte
ya se ha creado el primer programa de grado en aviación no tripulada.
Se trata solo, según el diario, de uno de los muchos escenarios
académicos que ya se están preparando, junto con empresas y
particulares, para un mundo en el que el vuelo de audaces y baratos
aviones por control remoto será omnipresente en el espacio aéreo civil.
Las nuevas aeronaves se emplearan en la busca de multitud de cosas,
desde delincuentes hasta enjambrs de langostas que pongan en peligro los
cultivos.
“El cielo se va a oscurecer con estas cosas”, explica el responsable de la compañía comercializadora de estos sistemas 3D Robotics, Chris Anderson.
Según explica, actualmente ya se venden casi 7.500 de estos aparatos al
trimestre, el mismo número que los que tienen las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en total.
Ante
tales expectativas también crecen los temores de muchos que creen que
con tanto sistema vigilante la intimidad de los ciudadanos peligra. El
miércoles un comité del Senado norteamericano celebró una sesión sobre este asunto. Senadores, como el demócrata Patrick Leahy,
advierten sobre ello. “Esta rápida tecnología emergente es barata y
podría suponer una significativa amenaza a la privacidad y las
libertades civiles de millones de americanos”, explica.
Alarmas
de este tipo ha llevado a que algunas autoridades municipales e incluso
estatales hayan comenzado a prohibir el uso de drones en lugares donde,
de hecho, aún no operan. La respuesta desde las filas de los defensores
de los UAS es que medidas de este tipo desalientan el progreso
tecnológico. Además, recuerdan, estos desarrollos no sólo se aplican a
la búsqueda de personas, sino que sirven para detectar plagas en la
agricultura; inspeccionar tuberías y líneas de alta tensión –lo que
actualmente resulta muy peligroso desde helicópteros–; controlar
incendios, y observar accidentes automovilísticos, entre muchos otros.
Una persona controlará seis aviones a la vez
En la información de The New York Times se apunta que una persona podría controlar hasta seis vehículos aéreos no tripulados (UAV) a la vez operando sobre un incendio, por ejemplo. El ahorro de dinero consiguiente es fácil de imaginar.
El
reto en este punto es evitar las colisiones en vuelo de unos aparatos
controlados por un operador que no puede ver el resto del tráfico aéreo.
Ese el trabajo que está haciendo la FAA y que deberá concluir adoptando
un sistema que garantice la seguridad de un espacio aéreo comercial que
deberá ser compartido con este tipo de aeronaves en 2015.
De momento, el progreso de la electrónica ya está permitiendo el rápido desarrollo de estos sistemas. Chris Anderson, de 3D Robotics,
pone un ejemplo muy gráfico: apunta que todos los componentes de un
avión no tripulado –un procesador rápido, una buena batería, un receptor
GPS y sensores microelectromecánicos– están presentes en un iPhone.
Aunque EE UU va por delante en la integración de UAS en sus cielos, en el otro lado del Atlántico también se está trabajando en ello. La Unión Europea
se ha marcado 2016, como el año en el que los UAS de gran tamaño
comenzarán a utilizar su espacio aéreo civil. Será, por tanto, un año
después de que en los cielos de Estados Unidos las aeronaves comerciales tripuladas o no compartan un mismo espacio.
Una versión en video del reportaje de The New York Times se puede ver en la siguiente dirección de Internet: http://www.youtube.com/watch?v=EP5rcFQ7Tss
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