Así lo ha asegurado a
EFE Javier Martí, director del NTC, quien ha explicado que el giróscopo
es el “componente esencial” para el control de posición, guiado y
estabilización de los satélites y aeronaves.
El proyecto MERMIG,
financiado por el séptimo Programa Marco de la Unión Europea, arrancó el
pasado mes de noviembre y tiene una duración de tres años.
Según Martí, los
giróscopos más básicos son los que incorporan el iPhone o el iPad,
basados en estructuras micromecánicas pero que carecen de la resolución
angular necesaria para los satélites.
Estos utilizan
giróscopos basados en fibra óptica enrollada, de gran tamaño y peso, y
el objetivo del Centro de Tecnología Nanofotónica es desarrollar este
objeto incorporando “fotónica de silicio integrada” para hacerlos “más
pequeños y ligeros”.
Entre sus principales
ventajas respecto a lo que existe en el mercado figura el diseño del
nuevo dispositivo y que prevé una disminución del peso y del tamaño del
70 %, así como una reducción muy importante en el coste potencial.
“En un satélite un
giróscopo vale cerca de 1,5 millones de euros, y con este proyecto
podremos reducir, como mínimo, diez veces este coste”, ha añadido Martí.
“Estas características
lo convierten además en un dispositivo idóneo para mercados de mayor
volumen que el de los satélites comerciales, como son los pequeños
satélites ‘cubesats’ y los aviones no tripulados (UAV o Drones), cuyo
mercado es muy amplio y del cual se prevé un notable crecimiento en los
próximos años”, agrega.
En este último caso,
cada vez incorporan funciones más avanzadas y entre sus principales
aplicaciones destacan los campos de vigilancia, seguridad y defensa.
“Este tipo de aviones
cada vez son más sofisticados y requieren de la máxima resolución
angular. Son dispositivos que ofrecen una información muy precisa y
requieren de una gran estabilidad su posición y apuntamiento”, y para
ello los giróscopos como en los que trabaja el NTC “resultan
fundamentales”.
Según Martí, ya se están
haciendo los primeros chips y el reto “es conseguir el mínimo tamaño y
peso para mantener unas especificaciones de calidad, que son los
requisitos que se imponen en las plataformas de vuelto tanto de pequeños
satélites como de aviones no tripulados”.
Junto al Centro de
Tecnología Nanofotónica de la Politécnica de Valencia, participan
también en el proyecto MERMIG la multinacional Astrium, tres pymes
europeas (DAS Photonics, una ‘spin off’ de la UPV; Constelex y
Modulight), el Leibniz Institute for Innovative Microelectronics (IHP) y
el Politécnico de Bari.
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